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Historias de Éxito
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Carta de un agricultor keniano
Esta carta es de Susan Wekesa. Eric Kisiangani, a quién ella menciona en la carta, asistió a un taller de 6 semanas en Ecology Action en 1990 y más tarde se convirtió en el director del Centro Agrícola Manor House en Kitale, Kenia. El año pasado él se mudó para desarrollar su propio proyecto CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE® en su pequeña granja en Mabusi, el Centro Tecnológico Rural.
Básicamente soy una pequeña agricultora. En 1993 llegué a Mabusi, pueblo del distrito de Kakamega, debido a los conflictos que desplazaron a mi familia de nuestra casa en Chukura en el distrito de Uasin-Gishu en la provincia Rift-Valley. Gracias a los conflictos étnicos perdimos nuestro terreno de 10 acres (4.1 Ha), 5 cabezas de ganado, casas y otras propiedades que había tomado años y años adquirir.
La pérdida de estas cosas hizo que mi esperanza y la de mis hijos se evaporara. Fui reducida a nada. Afortunadamente pude comprar 0.3 acres (0.1 Ha) de tierra con la ayuda de los ahorros de uno de mis hijos. Lo único que necesitaba era un lugar para que los miembros de esta familia tengan una tumba cuando mueran.
Un año más tarde, a fines de 1994, uno de nuestros vecinos en Mabusi me presentó a un tal Sr. Eric Kisiangani. En esa primera ocasión, me impactó la intensa humanidad de Eric y su dedicación para mejorar el bienestar de los agricultores pobres y para preservar el medio ambiente.
Con el paso del tiempo, Eric y yo nos hicimos amigos y mi respeto por su integridad y capacidad creció. Cada vez que visitaba a mi familia nos enseñaba uno o dos aspectos del minicultivo CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE incluyendo el doble excavado, la composta, la siembra cercana y las técnicas de control natural de plagas.
El 13 de mayo de 1995, Eric me preguntó si podía acompañar al Grupo de Mujeres de Konambaga al Centro Agrícola Manor House a tomar un curso de una semana. En Manor House aprendí muchas cosas y reforcé lo que Eric me había enseñado.
Las lecciones que recibí en Manor House y las que Eric y sus colegas siguieron dándome en el Centro de Tecnología Rural llevaron a mi casa de la miseria a una vida relativamente rica y normal. Mi pequeña “shamba” está produciendo un excedente que vendo para obtener ingresos. La temporada pasada, de abril a junio, gané 15,000 Kshs. (U.S. $268) de las ventas de la Sukuma Wiki (vegetal parecido a la col perene).
Mis 0.3 acres (0.1Ha) de tierra están produciendo una abundancia de vegetales saludables que traen dinero a mi casa a altas horas de la madrugada. Es decir, la gente toca a mi puerta antes de las 6 de la mañana porque quiere comprar verduras. Además de los alimentos y el dinero para mi familia puedo fertilizar el suelo con materiales que el mismo suelo produce y sostiene. El método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE ha regresado la esperanza tanto a mi familia como a mi. Ahora puedo enfrentar el futuro con orgullo.
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Una historia inspiradora de Kenia
Morris Makiti — Machakos, Kenia
Morris es uno de los maestros del primer grupo patrocinado por el Proyecto de Autoayuda Kilili de Manor House. Aplicó lo que aprendió germinando semillas de toronja (pomelo) que compró en el mercado del pueblo y ha creado un huerto próspero de 1,000 árboles, todos cultivados con el método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE.
Lo extraordinario de esto es el hecho de que no había suficiente agua en el área para cultivar cítricos –hasta que él empezó a utilizar las técnicas del método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE, el cual utiliza el agua de ¡3 a 8 veces más efectivamente!
Minigranja próspera en la ciudad
Los Duncan, de 70 años, viven en Palo Alto, ciudad suburbana al sur de San Francisco. Ellos son amigos de mucho tiempo y partidarios de Ecology Action, además Adrienne ha impartido clases en la tienda de Common Ground.
Gene y Adrienne Duncan viven en una quinta parte de un acre (0.405 Ha) –la mayor parte del terreno está ocupado por su casa—y cultivan casi todos sus alimentos durante todo el año. Su despensa brilla con las conservas que Gene pone allí –muchas de ellas combinaciones experimentales—y el congelador está lleno. Cuando se mudaron a su casa, hace más de 35 años, Adrienne plantó frutas que se seguirían una a otra en sucesión para tener fruta fresca todo el año almacenándolas con cuidado. Su árbol de toronjas produce frutos con piel muy gruesa, lo que las mantiene en buen estado –suficiente para comer una toronja todos los días del año. Otras frutas rellenan pays (pasteles rellenos) que se encuentran en su congelador.
Hace 20 años Gene, quién es matemático, decidió retirarse de manera anticipada. Parte del plan era usar las habilidades de horticultura de Adrienne para cultivas sus propios alimentos y vivir con menos dinero. Tomaron clases con John Jeavons en la tienda de Common Ground y usaron lo que aprendieron para crear poco a poco un huerto que redujera a la mitad la cantidad de dinero que gastaban mensualmente para comprar comestibles. Gene y Adrienne han cultivado alimentos con el método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE durante 16 años.
Cuando empezaron a trabajar, su suelo era como concreto relleno de grava y arcilla compacta debajo. Todos los años han doble excavado las camas y usado composta y han convertido su patio en un área hermosa que produce abundantes alimentos. A través de los años, las camas son cada vez más productivas y dan tres veces el rendimiento tradicional en la mitad del espacio. Tienen suficientes alimentos, incluyendo todas sus conservas y alimentos congelados, para donar los excedentes de frutas y verduras a las cocinas para la gente sin hogar.
Gene construyó un gallinero en el que viven nueve saludables gallinas. Los Duncan las alimentan con sobras del huerto, bolitas de pan y maíz quebrado. Adrienne dice que la lechuga es la responsable de que las yemas sean anaranjadas. Sus tres recipientes de composta están en el gallinero, el recipiente número tres que es el que contiene la composta casi lista está debajo de la percha de las gallinas, de ese modo el estiércol cae en el recipiente y luego madura. Los Duncan hacen su composta con los recortes del huerto, hojas y pasto y usan estiércol de gallina en lugar del de buey; Adrienne dice que nunca se sabe que contiene el estiércol de buey.
El abuelo de Adrienne fue “un agricultor inteligente y bueno que derrotó al sistema” y cultivó productos delicados como el apio en el norte del estado de Nueva York. Observó el clima cuidadosamente y también usó su intuición. Adrienne ha utilizado los mismos principios y pone atención a los patrones del sol y a la sombra en su huerto y en consecuencia planta con mucho cuidado cada fruta y vegetal. Planea la secuencia de la siembra para que haya un flujo constante de alimentos, de modo que hay almácigos creciendo en el invernadero y plantas adultas madurando en el huerto.
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Una historia inspiradora de Argentina
Fernando Pía asistió a un taller de tres días de Ecology Action en noviembre de 1993, regresó a Argentina e inició su proyecto CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE y luego regresó a Willits nuevamente a tomar un taller de siete días en 1994. El siguiente pasaje fue tomado de una presentación que Fernando dio en el Panel de Seguridad Alimentaria de la Conferencia de la Federación Internacional de Movimientos Agrícolas Orgánicos que se llevó a cabo en Dinamarca en 1996 |
Durante más de 14 años he trabajado en el servicio de extensión para la Secretaría de Agricultura de la provincia del Chubut en los valles montañosos de la Patagonia andina. Es un lugar de hermosos bosques de cedros y ríos y lagos inmaculados, pero durante muchos años la dicha de esa belleza me eludió: en mi trabajo me sentía terriblemente impotente al enfrentar el sufrimiento que veía.
Por un lado, campesinos muy pobres (por lo general indios Mapuche) tratando de sobrevivir en propiedades pequeñas de tierra erosionada y que había sido utilizada de forma excesiva para el pastoreo y sin irrigación disponible. La situación estaba forzando a la gente joven a irse a la ciudad en busca de algo mejor. O, en otros casos, familias enteras se mudaban de sus granjas a la ciudad para establecerse en colonias marginadas, trabajar en empleos temporales y sufrir lo que generalmente lleva a la desnutrición y el alcoholismo. Era muy poco lo que podía ofrecer a esas personas como consejero agrícola.
Por otro lado, muchos jóvenes y familias estaban llegando de las grandes ciudades de Argentina a mi región en busca de una mejor calidad de vida. Querían comprar pedazos pequeños de tierra para cultivar y alimentar a la familia y quizá ganar un poco de dinero. Querían vivir una vida más humana y estar más en contacto con la naturaleza. Siempre me preguntaban cuál era la producción agrícola minima económicamente viable que les permitiría establecerse ahí. La respuesta era difícil: 10 hectáreas de buena tierra con irrigación, equipo y maquinaria y una casa significarían por lo menos $100,000 dólares. Además, vender en la Patagonia plantea un problema asombroso porque las distancias son enormes. Lo que podía ofrecer a estas personas llenas de esperanza era muy poco.
Observé que las técnicas básicas de la agricultura tradicional se debilitaban por la cada vez mayor dependencia de las sustancias químicas para la agricultura y las semillas comerciales. En el que antes fue un rincón remoto en Argentina, las mejoras recientes al transporte significaban que los agricultores locales tenían ahora que competir con la entrada de alimentos cultivados químicamente y traídos de fuera. Y hacer eso significaba adoptar las técnicas exteriores de producción. Me asustaba pensar lo que sucedería a los alimentos cultivados localmente cuando dichos insumos químicos llegaran a ser demasiado caros para nuestros pequeños agricultores. Con frecuencia trataba de advertir a los agricultores de estos peligros y les contaba de los beneficios de lo orgánico. Pero siempre obtenía la misma respuesta: “Con gusto me cambiaría a la producción orgánica pero primero deme un ejemplo de lo que está hablando. Enséñeme una granja orgánica que funcione”. No tenía nada concreto que ofrecer a esas personas.
Viajé a California buscando soluciones a estos problemas y ahí participé en un taller de tres días llamado Producción de Alimentos CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE impartido por Ecology Action. Ecology Action había demostrado obtener rendimientos cuatro veces mayores a los del rendimiento promedio en los Estados Unidos utilizando solo una quinta parte del agua y mejorando la estructura del suelo y el contenido de materia orgánica en el mismo. Lo más importante para mi era que el método utilizaba únicamente herramientas manuales y podía ser practicado por individuos o familias. Y era verdaderamente sustentable.
A mi regreso de los Estados Unidos fundamos CIESA (Centro para la Investigación y Enseñanza de la Agricultura Sustentable). Hoy después de 3 años de practicar el método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE me he probado a mi mismo y a muchos asociados de Ecology Action que sus afirmaciones son verdaderas. Tenemos ejemplos de más de 150 cultivos que hemos evaluado. Debido a los excelentes resultados que CIESA ha obtenido con el uso del método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE ahora podemos ofrecer planes de cultivo y capacitación que permiten que los individuos trabajen sólo 35 horas a la semana para dar a una familia de 4 personas entre el 60% y 80% de una dieta vegetariana y un ingreso anual de alrededor de $3500 dólares proveniente de las ventas de la granja en tan solo 8,600 pies cuadrados (799 metros cuadrados). Esto realmente ha sido una respuesta a mis oraciones por el agricultor de la Patagonia.
En abril de este año empezamos a dar cursos de 20 horas acerca del minicultivo Biointensivo. De los primeros 30 participantes, 10 nos habían visitado antes y habían empezado a practicar las técnicas del método CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE en sus granjas. Otros tres eran maestros de horticultura de escuelas rurales que pretenden iniciar programas CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE para niños. También nos estamos convirtiendo en catalizadores para fortalecer la capacidad regional al capacitar aprendices de otras comunidades que regresan a casa e inician proyectos CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE a nivel local. Hemos iniciado la venta de cajas de verduras surtidas que se entregan a domicilio y estamos a punto de iniciar una cooperativa de agricultores.
En el futuro nuestra meta es llegar a aquéllos que están emigrando de las granjas a las zonas urbanas marginadas y darles un medio para permanecer en sus tierras. Soñamos con ayudar a más y más personas a producir sus propios alimentos y generar excedentes suficientes para vender y de ese modo vivir en la tierra y sin contaminación. Creemos que al enfocarnos en la seguridad alimentaria sustentable podemos verdaderamente construir una mejor calidad de vida: mejor alimentación, mejor salud física y mental, más dignidad y más tiempo con la familia.
Fotos:
primera - Fernando Pía y familia;
segunda - Mark y Eleanor Jordan con Fernando Pía en su centro de demostración y capacitación CULTIVE BIOINTENSIVAMENTE en Patagonia, Argentina; última - Esteban del personal de CIESA usando una Barra-U.
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